viernes, 7 de enero de 2011

Llamando a las puertas del cielo

Todo el mundo sabe que en 1969 Neil Amstrong fue el primer hombre en pisar la Luna y conquistar el espacio, pero pocos conocen que trece años antes, el 29 de mayo de 1953, el montañero neozelandés Edmund Hillary y el sherpa de origen nepalí Tenzing Norgay alcanzaron la cima del Everest y llamaron a las puertas del cielo.

Nadie lo había conseguido hasta entonces y había regresado con vida. Los brtánicos Irvine y Mallory estuvieron a punto de lograrlo en 1924 ¿lo hicieron? No se sabe, lo cierto es que no vivieron para bajar y contarlo. Si lo hizo Hillary, quien en una excursión escolar al monte Ruapehu con 16 años descubrió su pasión por el alpinismo . El neozeladés creció desde entonces admirando a Mallory y soñando con 'vengar' a su ídolo, ¿quien le iba a decir a ese joven que unos años después cumpliría su sueño y plantaría la bandera británica en la cumbre del Everest?

Todo comenzó cuando el coronel británico John Hunt le propuso formar parte de una expedición para escalar los 8.848 metros de esta montaña del Himalaya. Emprendieron esta aventura cerca de 400 personas y sólo dos lograron su objetivo. El 26 de mayo Hunt envió a Charles Evans y Tom Bourdillon a coronar la cumbre. Cuando todo parecía indicar que lo conseguirían, a sólo cien metros de hacerlo, exhaustos y sin oxígeno, decidieron abandonar.



Hillary y Tenzig serían los siguientes en intentarlo. Aventurero por naturaleza el primero y experimentado explorador el segundo. Ambos habian marcado el Everest entre sus prioridades y no podían fallar. Era la oportunidad de sus vidas y la afrontarían juntos. Y es que, poco hubiera podido hacer el neozelandés sin el apoyo de Norgay, que conocía las montañas del Himalaya como la palma de su mano. No en vano, Hillary admitía siempre que se le preguntaba que sin él la subida no hubiera sido posible.

El oxígeno iba a ser clave en la ascensión. Inicialmente iban a utilizar cuatro litros de oxígeno, pero un error logístico les obligó a usar sólo tres por segundo, por lo que tuvieron que racionarlo al máximo. Este elemento era tan importante porque según revela Hillary “Todos los médicos nos habían dicho que esta cima representaba el límite absoluto en el que una persona podría sobrevivir” . Estas palabras denotan el temor que provocaba la idea de quedarse sin óxigeno en plena escalada.

Los nervios se apoderaron de Hillary y Norgay la noche del 28 de mayo. Estaban a punto de conseguirlo, sólo la parte final del ascenso les separaba de la gloria, pero tantos alpinistas habían fracasado en el intento...

No fue el caso de este duo de históricos montañeros. “la última arista resultó especialmente dura- relata Hillary-, tardamos dos horas y media en superarla, parecía que no se iba a acabar nunca”, reconoció Edmund. El que luego llamarían “Escalón Hillary” iba a ser la última prueba de fuego a la que tendrían que hacer frente. “Cuando alcanzamos su base vimos que era muy vertical y estábamos muy cansados, pero teníamos que superarlo para coronar la cima”, recuerda el escalador.Tras intensos momentos de tala, con un 'piolet' y su fuerza de voluntad como únicas armas, avistaron la cima. Lo habían conseguido, eran los los primeros en llegar a la cumbre del Everest.

En una muestra de generoso compañerismo ninguno quiso desvelar quien fue el primero en hacerlo. Quizá porque ambos se necesitaron tanto el uno al otro que sería injusto no compartir el éxito. Así, a las 11: 30 de ese 29 de mayo las banderas del Reino Unido, Nepal y la India coronaban el techo del mundo. Edmund Hillary y Tenzing Norgay se fundieron en un abrazo. “Nos estrechamos las manos y entonces Tenzing me echó el brazo sobre los hombros y nos dimos palmadas mutuas en la espalda hasta quedar casi sin aliento”, escribió el aventurero neozelandés en sus crónicas de la ascensión.

Seguro que las visiones que tuvieron Hillary y Amstrong tras completar sus respectivas gestas no fueron iguales, aunque probablemente rivalizaran en espectacularidad. En declaraciones al New York Times, Hillary aseguró que estar en la cima le producía la sensación de que “todo el mundo estaba a nuestro alrededor, estrechándose como un gigantesco mapa en relieve”. Cuentan también que las primeras palabras que este apicultor de profesión dijo al coronar el Everest iban dedicadas a Mallory “¿Has visto, George?, hemos derrotado a este bastardo", exclamó recordando a su ídolo.


Cincuenta años después el que fuera un joven montañero con la fuerza suficiente para escalar la legendaria cumbre, se había convertido en un respetable anciano al que no le faltaba energía para contar sus innumerables aventuras como alpinista. En mayo de 2003 Hillary recibió un caluroso homenaje en Katmandu por la hazaña conseguida.Cerca de 400 alpinistas le rindieron tributo aquellos días, todos ellos habían alcanzado la cima del Everest en algún momento de sus vidas, pero sólo de Hillary y de Tenzing se puede decir que fueron los primeros (como Amstrong en pisar la luna) en tocar el techo del mundo, en llamar a las puertas del cielo.




No hay comentarios: