jueves, 17 de febrero de 2011

La odisea de ir al Bernabéu en silla de ruedas


Cuando me propusieron ir al Santiago Bernabéu a ver el España-Colombia no me lo pensé dos veces. Me encanta el fútbol y era una oportunidad única para contemplar el juego de toque que despliega ‘La Roja’. Al ser usuario de silla de ruedas me preguntaba si habría facilidades para que las personas con discapacidad física o movilidad reducida compraran las entradas, si el Real Madrid habría mejorado la accesibilidad de su estadio tras mi última visita hace un par de años o si podría ver el partido en la grada, viviendo el fútbol con el resto del público y con mis amigos como, desde mi punto de vista, se debe disfrutar del llamado deporte rey.

Lo primero que hice fue llamar para comprar las entradas. Me sorprendí, cuando me dijeron que la venta de billetes para personas con discapacidad las gestionaba el propio Real Madrid a través del 91 398 43 22. Llamé para reservar mi sitio y muy amablemente me comunicaron que debía acercarme en persona al Santiago Bernabéu en horario de oficina, para recoger mis entradas. La sorpresa inicial se tornó en estupor en cuanto me comunicaron que no podía retirarlas en un cajero.

Además, no tenía posibilidad de hacerme con las entradas más baratas como el resto de mis compañeros y me tenía que conformar con ubicaciones en ambos fondos del estadio (al lado del córner, para enterdernos). ¿Por qué no habilitan accesos hasta los laterales del estadio, donde el fútbol y todo lo que ocurre en el terreno de juego se aprecia bastante mejor. ¿Es posible que el muchas veces autoproclamado mejor club del mundo no facilite la compra de entradas a distancia a personas con discapacidad física? ¿Qué ocurre con las personas con más dificultades para desplazarse? ¿Se quedan sin entradas y sin partido?

Por suerte, tenía la mañana libre y pude ir hasta el Santiago Bernabéu unas horas antes del encuentro para hacerme con mi billete. A las puertas del feudo madridista me iba a llevar una segunda decepción: los bordillos que rodean al estadio no son precisamente pequeños y necesité ayuda para acceder a las taquillas. Una vez cerca de ellas, busqué la que me habían señalado situada en la puerta 55. Entro y veo un montón de escaleras. A la izquierda un elevador parece indicarme que se acaban mis problemas en materia de accesibilidad. Error. Pregunto al guardia y me contesta de que esta roto y que son incapaces de hacerlo funcionar El estupor evolucionó entonces hasta la verguenza ajena, por supuesto protesté aunque creo que sin mucho éxito . Mi padre, que afortunadamente me acompañaba, tenía que bajar las escaleras para comprar la entrada. Con ella en la mano, se olvida parcialmente todo lo ocurrido: a disfrutar del partido.

Son las 21:15 de la noche. Queda cuarto de hora para el comienzo de encuentro , la entrada al estadio está en la puerta 48. Dos años después de mi última visita, el garaje continúa siendo la improvisada entrada por la que las personas con discapacidad acceden a uno de los mejores estadios de fútbol del mundo. Eso sí ,una vez dentro y, aunque sólo pude llevar un acompañante, el personal del estadio fue muy amable, siempre pendiente de nuestra comodidad.

Unos días después del partido y con la noticia de que el Real Madrid ingresa cerca de 440 millones de euros año aún en la memoria resulta más sorprendente que una institución de su categoría no mejore la accesibilidad de su estadio. Algo básico si quiere ser una institución moderna que se preocupa por la inserción social de las personas con discapacidad.

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